Bernhard Martin: La Misura dello Spirito
Bernhard Martin (1966, Hannover, Alemania) vive y trabaja en Berlín. Ha expuesto su obra en galerías y museos de todo el mundo, destacando exposiciones individuales en las galerías Thaddaeus Ropac y Thomas Schulte, así como en los museos MoMA PS1 en Nueva York y el Museo Arario en Seúl. Por todo ello, VETA by Fer Francés se complace en presentar La Misura dello Spirito, la primera exposición individual en Madrid de este artista, aclamado internacionalmente.
Las obras de Martin plantean una dinámica pictórica con el espectador y que finaliza en su mirada. Martin ofrece pinturas, donde influencias tanto clásicas como contemporáneas, subconscientemente rebosan en el lienzo. Y esto es así porque Martin lleva toda la vida nutriéndose de arte, desde muy distintas perspectivas, y todas le han construido: por sus visitas asiduas tanto a la Galería de los Viejos Maestros en el Palacio de Wilhelmshöhe, famosa por su colección de Rembrandt; por su pronta vinculación al arte contemporáneo (asistió a la Documenta de Kassel con 7 años); por su fascinación por las historias de los hermanos Grimm, fruto de los paseos con su madre Dorothea, por unos bosques que también son los de Martin.
Todo se mantiene unido en sus obras por la introducción de un “twist”. La pintura se organiza en torno a un giro inesperado, incluso para el propio artista. Lo que podría llamarse una sorpresa pictórica que involucra al espectador y a su sensibilidad, invitándole a introducir su propia versión de la escena que mira. De esta manera, en el lienzo, pueden apreciarse influencias de Hieronymus Bosch, conocido como el Bosco, del imaginario de Disney o de la estética de las películas de Quentin Tarantino. Esa invitación, de acceder, es la gran pregunta aplicable a todo. Espíritu hay, la medida importa menos que su búsqueda.
Martin ha explorado con éxito varias técnicas pictóricas a lo largo de su carrera y, a día de hoy, se podría afirmar que domina todas ellas. En sus propias palabras, "al fin, tras más de treinta años pintando, he conseguido adquirir los medios que considero importantes para poder manejar las imágenes”. Con ecos también al trabajo de artistas como Otto Dix o George Grosz, Martin aplica la pintura con tanta delicadeza que los cuadros parecen de otro mundo. El pincel desaparace. Su paleta de colores se guía tanto por la seda iridiscente, que asociamos con las vestimentas clásicas, como por la estética propia de Internet.
Las reuniones que presenciamos en los cuadros de la exposición se ubican en la penumbra nebulosa de un espacio interior, que es manifiestamente permeable a otras leyes distintas a las que rigen la realidad mundana. Son cabarets liminales donde la velada se desarrolla sostenida por una conversación cuyo tema no podemos adivinar, pero sí su intensidad: extática. La contemplación a la que invita la minuciosidad técnica nos permite apreciar la belleza de los detalles, así como también las consecuencias materiales de la escena, como las salpicaduras o el humo, sugiriendo, dentro de esa misma belleza, también fugacidad.