The Fire Keepers : Eduardo Sarabia y Lorena Peña
En distintas culturas han surgido mitos y leyendas en relación a cómo es que el fuego ha llegado a manos de la humanidad. En todos ellos, el respeto a este elemento como fuerza creadora, pero también de destrucción, es el centro de cada narrativa en la que personajes sabios, seres humanos o no humanos, adquieren herramientas místicas para preservar las llamas o bien para controlarlas. Los fire keepers o guardianes del fuego, son los elegidos del resguardo del ardor inflamado para evitar la tragedia y para preservar sus bondades, y algunos de ellos han luchado para regalar a hombres y mujeres el poder del fuego.
La hoguera de la caverna de Platón proyecta sobre nuestros muros un mundo multiforme, en ocasiones informe, que evoca nuestra capacidad de conocimiento, el mundo sensible y el mundo inteligible. Pero son el fuego y la luz, su capacidad de crear y proyectar visiones, lo que nos ha seducido durante siglos. Desde el fuego fatuo, la llama creadora, la corriente energética, la luminosidad y la sombra, el temblor y la vibración de la penumbra, las flamas evocan la luz del mundo, el incendio y el fin de las cosas, pero también la supervivencia y el renacimiento. Hablar de fuego hoy nos conduce a pensar en las explosiones solares que aparecen constantemente tras horas de scroll en las pantallas de nuestros teléfonos móviles para citar la afectación en los gadgets, en la piel, en los cultivos. Nos lleva a recordar incendios y detonaciones de armas. Pero el fuego es también la muerte que nos deslumbra, de una estrella quizás: hoguera, luz, baile, sensualidad y olor, sudor y cuerpo, aliento y alimento. Aquelarre, medicina, prolongación de la vida, algo nuevo.
En este momento los seres humanos encaramos el cambio climático, atestiguamos una de las guerras más vehementes y crueles de nuestra historia en pleno siglo XXI; inclemencias políticas acaecidas por la intolerancia, la inequidad y la explotación de distintos cuerpos. Es justo ahora que el arte, el pensamiento y la cultura urgen como lumbreras. Es a través del arte que acudimos a la historia, a la memoria, a la imaginación y a la visión de otros modos de interrelacionarnos entre nosotros, y con la biósfera. Son los productores artísticos los creadores de unas llamas informes en cuya danza podemos ver el horror, nuestro reflejo, o nuestra posibilidad de futuro.
The Fire Keepers es una exposición que convoca a artistas de distintas regiones y culturas a invocar el poder de la ignición desde lo espiritual, la importancia de lo colectivo, del trabajo creativo y la inclusión de prácticas comunitarias para pensar en la (re)producción de la vida. Plantea también el trabajo de creadoras y creadores de distintas generaciones en cuya producción artística se potencia la manufactura desde sus capacidades de llamamiento a una profundidad particular, casi ritual. Nos invitan
también a cuestionar la importancia del tiempo, la delicadeza en la construcción de objetos y espacios sensibles, y de lo sensual que conduce al pensamiento profundo.
Lorena Peña, comisaria