Maciej Kość: Velvet Dawns
Maciej Kość (2001, Lodz, Polonia) es graduado por el Edinburgh College of Art y actualmente completa su formación en el prestigioso Royal College of Art de Londres. Velvet Dawns es su primera exposición individual en VETA by Fer Francés donde ha realizado una residencia durante todo el verano: «he intentado aprovechar al máximo mi residencia en VETA. El estudio no está lejos del Prado y el Thyssen y he acabado tan fascinado por sus colecciones como inquieto por su influencia. ¿Cómo resistir la atracción del Toro atraído por perros de Paul de Vos o de Perros en traílla de Goya? Para tomar un respiro tienes que aguantar la presión del Nacimiento de la Vía Láctea de Rubens».
Maciej Kość trabaja en técnica mixta, principalmente acrílico (aplicado con aerógrafo) y pasteles sobre lino o madera, en ocasiones añadiendo elementos escultóricos hechos de poliestireno y objetos encontrados. Metaboliza estilos muy dispares que van desde la pintura clásica, el Barroco o el manierismo, al maximalismo postmoderno o a las ilustraciones de libros infantiles. De igual manera, bebe del estilo sublime de la pintura de paisaje del siglo XIX (la Escuela del Río Hudson, por ejemplo), la indiscutible belleza de los prerrafaelitas, y los pájaros de John James Audubon. Y también admira a artistas contemporáneos como el pintor británico Peter Doig y la sutil aflicción que genera en el espectador; las ilustraciones neonaturalistas de especímenes zoológicos imaginarios de Walton Ford, y más recientemente de los barrocos dinosaurios de Thomas Woodruff.
La extraña imaginería de Kość a veces parece augurar un resurgimiento del interés en obras de la epopeya burlesca como La ratoneida de Ignacy Krasicki o las fábulas de Jean de la Fontaine, aunque él integra profundamente todas estas referencias en un coherente estilo propio, único y contemporáneo.
Esta exposición reúne una serie de impresionantes retratos de animales que, con una mirada empática, son situados en sus complejas individualidades. Principalmente, se trata de roedores conscientes de su reputación (a veces caricaturizados, en los formatos más pequeños) pero que aquí son reivindicados. Se muestran a veces tímidos y vagamente introvertidos. Otros pueden ser concienzudamente curiosos, mirando al cielo embelesados o pendientes de otros con especial atención. Muestran una gran subjetividad que raramente advertimos en las caras de los animales, mostrando arrepentimiento, melancolía o dolor.
Los encontramos acurrucados y retraídos, cautos y vulnerables, pero también serenos y esperanzados con la redención. A veces, las imágenes de Kość sugieren un trasfondo de oscuras narrativas o complejas fábulas. Sus retratos, poshumanos si se
quiere, imbuyen a sus criaturas, sobre todo, de especial gracia y melancolía. Pueden ser relativamente pequeños, o simplemente discretos en relación a la escala del marco en el que se encuentran, pero su creciente presencia hace que el espectador advierta su magia y belleza. El propio artista encuentra especial deleite en dotarlos de ese encanto e intensidad y en dignificar su actitud, ya que pasa largas horas absorto y asombrado desarrollando estos sublimes mundos para sus emplumadas criaturas llenas de matices e imbuidas de luz.
Adoptando una técnica híbrida que oscila entre la perfección del aerógrafo y las ricas texturas de los pasteles aplicados manualmente Maciej Kość consigue que la cualidad pictórica, precaria y rugosa del pastel rompa el hechizo de la perfección que domina la práctica del aerógrafo.
actualmente completa su formación en el prestigioso Royal College of Art de Londres. Velvet Dawns es su primera exposición individual en VETA by Fer Francés donde ha realizado una residencia durante todo el verano: «he intentado aprovechar al máximo mi residencia en VETA. El estudio no está lejos del Prado y el Thyssen y he acabado tan fascinado por sus colecciones como inquieto por su influencia. ¿Cómo resistir la atracción del Toro atraído por perros de Paul de Vos o de Perros en traílla de Goya? Para tomar un respiro tienes que aguantar la presión del Nacimiento de la Vía Láctea de Rubens».
Maciej Kość trabaja en técnica mixta, principalmente acrílico (aplicado con aerógrafo) y pasteles sobre lino o madera, en ocasiones añadiendo elementos escultóricos hechos de poliestireno y objetos encontrados. Metaboliza estilos muy dispares que van desde la pintura clásica, el Barroco o el manierismo, al maximalismo postmoderno o a las ilustraciones de libros infantiles. De igual manera, bebe del estilo sublime de la pintura de paisaje del siglo XIX (la Escuela del Río Hudson, por ejemplo), la indiscutible belleza de los prerrafaelitas, y los pájaros de John James Audubon. Y también admira a artistas contemporáneos como el pintor británico Peter Doig y la sutil aflicción que genera en el espectador; las ilustraciones neonaturalistas de especímenes zoológicos imaginarios de Walton Ford, y más recientemente de los barrocos dinosaurios de Thomas Woodruff.
La extraña imaginería de Kość a veces parece augurar un resurgimiento del interés en obras de la epopeya burlesca como La ratoneida de Ignacy Krasicki o las fábulas de Jean de la Fontaine, aunque él integra profundamente todas estas referencias en un coherente estilo propio, único y contemporáneo.
Esta exposición reúne una serie de impresionantes retratos de animales que, con una mirada empática, son situados en sus complejas individualidades. Principalmente, se trata de roedores conscientes de su reputación (a veces caricaturizados, en los formatos más pequeños) pero que aquí son reivindicados. Se muestran a veces tímidos y vagamente introvertidos. Otros pueden ser concienzudamente curiosos, mirando al cielo embelesados o pendientes de otros con especial atención. Muestran una gran subjetividad que raramente advertimos en las caras de los animales, mostrando arrepentimiento, melancolía o dolor.
Los encontramos acurrucados y retraídos, cautos y vulnerables, pero también serenos y esperanzados con la redención. A veces, las imágenes de Kość sugieren un trasfondo de oscuras narrativas o complejas fábulas. Sus retratos, poshumanos si se
quiere, imbuyen a sus criaturas, sobre todo, de especial gracia y melancolía. Pueden ser relativamente pequeños, o simplemente discretos en relación a la escala del marco en el que se encuentran, pero su creciente presencia hace que el espectador advierta su magia y belleza. El propio artista encuentra especial deleite en dotarlos de ese encanto e intensidad y en dignificar su actitud, ya que pasa largas horas absorto y asombrado desarrollando estos sublimes mundos para sus emplumadas criaturas llenas de matices e imbuidas de luz.
Adoptando una técnica híbrida que oscila entre la perfección del aerógrafo y las ricas texturas de los pasteles aplicados manualmente Maciej Kość consigue que la cualidad pictórica, precaria y rugosa del pastel rompa el hechizo de la perfección que domina la práctica del aerógrafo.